Este aparato hace su irrupción en la vida familiar en la década del 60. Era un objeto muy antiestético, que trasmitía en blanco y negro con una calidad de imagen y sonido regular y una antena que se colocaba sobre el mismo, orientándola según el canal elegido (en aquel momento solo 4 canales). Su pantalla levemente convexa tenía una proporción de 3×4, y la carcasa era una caja de madera compensada de aristas redondeadas. Se colocaba en un carro de hierro rodante de unos 80 cms de altura y era posible trasladarlo del comedor al estar y hasta llevarlo al dormitorio, ya que habitualmente había uno solo en toda la casa. El televisor no tenía un lugar fijo y muchas veces se ubicaba en forma esquinada en algún ángulo de la habitación ya sea comedor, living o dormitorio, con su cable colgando desde aparato hasta algún tomacorriente cercano. Por supuesto en aquel momento no existía el control remoto y cada vez que se cambiaba de canal era ngrazziela-blengioecesario redireccionar la antena. Así en forma esquinada se miraba desde una silla o sillón ubicado a una distancia de tres metros aproximadamente.

Al pasar el tiempo las cosas cambiaron, aparecieron aparatos más pequeños, con mejor tecnología, a color, con antena para colocar en azotea y a precios más accesibles, lo que permitió tener más de uno en la misma casa. La tecnología había cambiado, pero el mobiliario doméstico aún no había evolucionado para aceptar a este nuevo integrante de la familia. Aparecieron los soportes de pared para colocar el televisor, muy común en dormitorios y habitaciones de hotel, que dejaban el cable colgando y a la vista en su recorrido hasta el tomacorriente. Todo esto sin duda, síntoma de que su presencia aún no era tenida en cuenta al diseñar los espacios y equipamientos.

Hoy día el televisor es el protagonista, y el objeto alrededor del cuál se organiza el equipamiento
y el espacio de ocio. Su ubicación hace que sea necesario prever de antemano la puesta eléctrica, TVcable y demás conexiones posibles con otros dispositivos (pc, juegos electrónicos, home theatre, etc). Sin duda el equipamiento sobre el que se coloca el televisor es fundamental y debe estar diseñado para albergar el propio aparato, estos dispositivos y todas las conexiones. No menos importante es el set de asientos que se dispone alrededor del televisor, todos muy cómodos, con posibilidad de ofrecer diferentes configuraciones y diferentes formas de sentarse o reclinarse frente al televisor, con apoya pie y apoya cabeza. No solamente cambió la distribución en planta de estos objetos, estructurándose alrededor del televisor, sino que también cambió la altimetría de los objetos: todo bajó. Televisor y asientos bajaron en forma conjunta para acercarse al suelo y en particular el televisor bajó un tanto más, para ubicarse a pocos centímetros del piso, haciendo que el ángulo de nuestra vista descienda algunos grados en relación a la horizontal. Nuestro sistema ocular agradecido por este desplazamiento. La proporción de la pantalla cambió acentuándose la dimensión horizontal, la profundidad se redujo a pocos centímetros, permitiendo incluir este aparato en equipamientos de poca profundidad y el tamaño se agrandó considerablemente, produciendo un alejamiento del asiento en relación al televisor. El ritual de mirar el televisor hizo que aparecieran diferentes tipos de mesas de servicio (laterales y de centro), que complementan el conjunto y que permiten apoyar el control remoto, accesorios, comida, bebida y todo lo necesario para salir del mundo real y evadirnos en la fantasía de la TV.

Arq. Grazziela Blengio